Ella trabajaba por la Paz con el entusiasmo de una
abeja. No le prestaba atención a otra cosa que no fuera su inminente encuentro
con el Ministro de Relaciones Exteriores. Hacía tiempo que lo esperaba y todo
lo que hacía era en función de este encuentro. A veces ni comía; y dormía tres
o cuatro horas nada más por eso se la veía cansada, ni que hablar de la ropa,
combinaba los colores así como los sacaba y se vestía sin más trámite pero la
anécdota más genial sucedió cuando salió para su reunión cumbre con el Canciller.
Se vistió como una modelo, se maquilló, tenía
el cabello hermoso estaba impecable de pies a cabeza. Se subió a
su auto y mientras manejaba sintió algo pegoteando sus pies. Miró hacia abajo y dijo: ¡mie…! No importa, ¡la dulzura me
envuelve!
Para mi amiga Deborah.
Feliz cumpleaños y que siempre estés rodeada de paz y de dulzura.