18 de marzo de 2010

Décadas

De cada década aprendí algo. Durante los primeros 10 años aprendí a gatear por la vida hasta que tuve el mínimo equilibrio para mantenerme parada aunque sea por un rato. Entre los 10 y los 20 cambiaron mis estructuras, y por primera vez me rebelé. Cuando cumplí los 20 me quedó el consuelo del tango, pero me fui a cantarlo a un país donde se habla otro idioma y se escribe de derecha a izquierda. Ésta fue la década de los sentidos y las sensaciones nuevas: fragancias, sabores, tactos, contactos, gustos y Mucho Gusto!!!. En esta época me volví adicta para siempre al café, a la radio y a las palabras. 

A los 30 volví...llena de esperanzas y descubrí mi propio país que casi no conocía y me gustó, y hablando de gustos, entonces dejé de comer carne, me transformé en la dueña de mi propia casa, adopté a las plantas como mis hijas y me aparecieron sobrinos en el rincón más hermoso del afecto. 

Despacio fui descubriendo espacios, talleres, coros, yoga, un tipo distinto de terapia y otros tipos también. 

A los 40 me cayó la ficha por primera vez, una íntima amiga me regaló un reloj, o sea un nuevo tiempo que me deparó y me disparó distintas suertes, y entonces, casi sin advertirlo, reciclé un viejo dicho, lo acuñé y lo adopté como premisa de vida: Me caigo y me levanto!!! 

Terminando los 40 la vida me dio un brutal sacudón y después de tocar fondo descubrí que también puedo volar. 

...y hoy estoy estrenando los 50, los “sin cuenta”, y espero que vengan con hermosas sorpresas así te las puedo contar. 

Esto te lo regalo a vos el día de mi cumple justo cuando está amaneciendo.