24 de septiembre de 2010

Y sin embargo la sonrisa

Ayer cuando prendí la radio primero lo sospeché y después de unos minutos lo escuché efectivamente y me quedé con una sensación de tristeza muy profunda. Porque la sorpresa se te instala como un eco y pasa un tiempo hasta que se desvanece. Siempre descoloca, especialmente cuando se trata de la muerte.
¿Y ahora qué hago con esto? ¿Con quién lo comparto?
Los que vivimos solos necesitamos amigos invisibles para que nos ayuden a sortear el instante del shock.
Se murió Jorge Guinzburg, buena persona, inteligente, joven. Su oficio: el humor, que junto con la creatividad diferencian al ser humano de los otros seres.
Ante la muerte uno se pone solemne y llora. Porque la vida es como un frasco hermoso y delicado que a la larga se va a romper, inevitablemente. Y, sin embargo, su contenido, lejos de perderse, permanece como un recuerdo.
Y si se rompe un frasco lleno de afecto, carcajadas y talento se van a esparcir por todos lados.
Se murió Jorge Guinzburg...y sin embargo, la sonrisa.