Érase una vez un Rabino que fumaba religiosamente dos paquetes de cigarrillos por día.
Un viernes, poco antes de entrar el Shabat tuvo un acceso asmático y se asustó mucho. Entonces, decidió que la hora había llegado, que dejaría de fumar, aunque le cueste.
Sabía que iba a ser duro, pero D´s lo iba a ayudar.
Hoy hace 34 horas y 10 minutos que no fumo. Hoy hace 3 días y 25 minutos, hoy hace 2 semanas, 4 días y 16 horas, y así... como las mamás que cuentan los días de su bebé.
El Rabino no lo podía creer y sus amigos lo alentaban: ¡Fuerza, Rabino, no afloje, todavía le queda el vino! Y el Rabino escuchaba y trataba de convencerse. Que D´s lo bendiga, rabino. Lo suyo es una Mitzvá, una buena acción. ¡Lo felicito!
Y fue así que el Rabino se sentó un shabbat con sus alumnos y les propuso reflexionar sobre los diez mandamientos. ¿Cómo puede ser que entre estos diez preceptos sagrados ninguno comtemple el fumar o no fumar? Y bueno, Rebe, comentó uno, si el Señor no lo prohibió será que no es un pecado... Sí, pero tampoco lo permite taxativamente. ¿Será que el tema del cigarrillo no le preocupaba a D´s?, dijo otro.
En fin, hipótesis va, hipótesis viene, se quedaron especulando sobre el cigarrillo hasta el domingo a la madrugada cuando decidieron por fin "honrar" el vino. Al salir del templo, pasó un hombre fumando y el Rabino volvió su mirada hacia el y dijo con orgullo y envidia:
-Hoy hace días sin cuenta que no fumo. ¡Brindemos!
Esta historia está dedicada a Cladio Rabino, un amigo de FB que dejó de fumar.