28 de febrero de 2010

Afectos especiales

En una época tan sofisticada como la que vivimos, donde hasta el ARTE baila al son de los EFECTOS ESPECIALES, yo quiero hablar de los AFECTOS ESPECIALES. De aquellos que nacen del interior de uno mismo y vibran con el otro produciendo una especie de acorde: acuerdo misterioso, que nada tiene que ver con la norma establecida por el hombre, sino más bien, con aquello que, con tanta sabiduría, la naturaleza nos susurra al oído.

Siempre fui afecta a la NATURALEZA, a la tierra, a las plantas, a los árboles, a los que hay que regar sin prisa y sin pausa, igual que a los AFECTOS ESPECIALES, para que crezcan y perduren.

Los seres humanos, los vegetales y las plantas tienen características parecidas: pueden ser robustos, delgados, frondosos, flexibles, algunos dan flores y otros no y en cuanto al fruto, si bien no todos lo dan de manera ostensible, me atrevería a decir que el vínculo de afecto que se establece entre la naturaleza y el ser humano, es la esencia misma de ese fruto.

Recuerdo que de niña salía a caminar con mi papá y él me contaba sobre las plantas que íbamos viendo: cómo se llamaban, cómo nacían y crecían, qué cuidado necesitaba cada una, hasta que, de pronto una me llamó la atención y me detuve ante ella. Sin ser particularmente vistosa, me inspiró una suerte de curiosidad, admiración, un sentimiento difícil de explicar.

—¿y ésta como se llama, papi?, le pregunté.
—Este es un junco, hija. Es una planta de tallos flexibles que, como todas, está expuesta a las eventuales inclemencias del tiempo: el sol excesivo, las tormentas, los vientos fuertes...
 
Y me quedé pensando: "tan frágil que se lo ve y ahí se mantiene parado resistiendo la adversidad, pareciera que en cualquier momento se va a quebrar, pero no, a veces se dobla, pero jamás se doblega, sino por el contrario, se mantiene en pie. ¡Qué admirable!".

Es cierto, las plantas y los seres humanos tenemos características en común, tan es así que a veces nos apodan apelando a un cierta semejanza que, en ocasiones proviene de los ancestros, y otras veces es la VIDA que se ocupa de convencernos de que asumamos ese apodo, nombre o apellido que nos ha tocado en suerte, y a eso precisamente me refiero: JUNCO

TRSZYNA, en ruso, TCHINA en su versión castellana, LUIS para los amigos, PAPÁ para nosotras, tus hijas, ABUELO LUIS, ABELIS O BABA, según el decir de tus nietos, y todos los apelativos cariñosos que se te puedan atribuir.
 
Para este JUNCO que cumple 80 años toda la FELICIDAD, te lo decimos a coro las 4 JUNCAS.

Esto lo escribí para mi papá cuando cumplió 80 años, hoy se lo dedico a su MEMORIA.